A su vista aparecen calvicies, canas, raíces negras.
Paisaje variopinto el de este ser que no se bajará en la terminal, ni enfilará obediente para la oficina.
A esa araña, que camina por el techo del vagón, la bauticé Prodan, porque le escuché cantar “yo estoy al derecho, dado vuelta estás vos”.