Ella no era baja, pero él era muy alto. Así, la cabeza de ella reposaba en el sector bajo del pecho de él, que se encorvaba torpemente.
Las líneas que dibujaban esos cuerpos no eran estéticas. Como no lo era el espasmódico sollozar de ella, ni el fingido gesto de dolor con el que él la contenía, propio de actor de telenovela de producción barata.
En él había además, cierto aprovechamiento. La acariciaba de un modo que, seguramente, ella no permitiría en una situación distinta, ajena a esa soledad que trae el dolor.
Ella estaba múltiplemente abrigada (tapado, gorros, guantes, bufanda). Pero el frío no la soltaba, parecía provenir de su interior.
De la mano de ella colgaba una bolsa de buen polímero. Las manijas eran firmes y tenía dos logos. Uno de una empresa de películas fílmicas. El otro de un centro de diagnóstico por imágenes.
ay!
ResponderEliminarvenía buscándole la vuelta para comentar en broma, porque la descripción de él se parecía a la Mole Molly, y después, no va y viene el golpe bajo!
muy bueno como siempre!
Impresionante, me encantó y me dejó conmovida. Se me llenaron los ojos de imágenes.
ResponderEliminarSaludos!
estamos en el horno
ResponderEliminarMuy bueno.
ResponderEliminarGracias por pasar! Saludos a todos.
ResponderEliminarMuy Bueno!! con suspenso y todo...
ResponderEliminarun abrazo.
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