martes, 21 de diciembre de 2010

onírico

P. llegó siguiendo a una chica argentina, cuando todo parecía una broma controlable. Hoy ya lleva nueve años entre gente algo incomprensible (igual que su mujer) y a los que les enseña su idioma.

Ir a dar clases a esa empresa de la zona sur le gusta, encuentra algo atractivo en ese viaje en tren que, incluso, atempera su rechazo al acento incorregible de la mayoría de sus alumnos. Pero hoy la cosa viene ardua y se regala un descanso. Antes de tomar el tren se sienta en un banco roñoso de Constitución, abre la botellita de agua helada y toma de ella con desesperación.
El calor apenas si se desensaña con él. Duelen los pies, duele la cabeza. El cuerpo le pide dormitar unos segundos, y él le da el gusto en exceso.

Como siempre que empieza a soñar, el switch se activa y la lengua materna hace el trabajo del inconciente. Pasan 2 o 3 minutos (que en su percepción inicial parecerán 40). Antes de desesperarse por la posible pérdida de una puntualidad intachable, antes de cobrar conciencia plena y ver el reloj tranquilizador, escucha los ruidos de la estación, el silbato de un guarda, el rechinar de los hierros hechos ruedas sobre los hierros hechos vías y no tiene duda, está en su pueblo, en su estación.

7 comentarios:

  1. Escribes tan bien que hasta diría que él da clases de inglés en Temperley.
    Son sus pueblos y sus estaciones, llenas de puntualidades olvidadas.
    Pero yo lo imaginé alemán. No preguntes por qué.
    Un abrazo y esperamos te unas a nuestro grupo. La invitación sigue abierta.
    Felicidades

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  2. Permitanme una infidencia, conozco la anécdota, que como siempre fue embellecida por SAL. Y, puedo confirmarte Opin, que el profe es alemán! ¿Cómo podrá el sonido del tren, asemejar cosas tan diferentes como un pueblo alemán y la estación Constitución? Inexplicable.

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  4. Me quedé pensando en dos cosas.
    La primera en cuánta verdad encierran tus palabras, en cuanto a que hay sueños que instantáneamente nos transportan a lugares definitivamente "reales".
    Lo segundo, es que, por más que sea alemán, francés o argentino ... las pavadas que hacemos los tipos siguiendo un culo!

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  5. Que bueno que es llegar persiguiendo sueños.
    Un abrazo y felicidades!!!!

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  6. Siempre me apasionó el sentimiento de irse a vivir a otro país y siento que narraste tan bien. Desde esa percepción de extrañamiento, de no lugar, de descentramiento.

    Un abrazo

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  7. ah, qué sorpresa soñar un lugar y despertar en otro

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