miércoles, 24 de agosto de 2011

un Savio

Para desandar los 300km que separan Buenos Aires de Rosario, opté por el tren, aprovechando que existe esa alternativa. Después de muchos años de abstinencia, me entusiasmaba subir a un tren de larga distancia (bueno, no taaan larga; pero en ciertas circunstancias trato de ser generoso con la longitud que asigno).

Descarté el servicio de una de las dos empresas que van a esa Ciudad porque escuché que era "horrible" y compré boletos para el de la otra, que solo me lo habían referenciado con el término "zafa", en simultáneo con una cara de asco moderado –como la de quien caminando por la calle evita pisar caca de perro y conjuga la repulsión por el desecho animal con la satisfacción de no haberlo adquirido de suela—.

El plan parecía perfecto, el tren salía de Retiro el viernes a las 20:35 y llegaba, tras seis horas y media, el sábado a las 03:05 (mi primo me esperaría en la terminal para pasar por algún boliche antes de dormir). La vuelta llevaría un poco más, casi 8 horas, pero el cansancio del fin de semana me permitiría dormirla íntegra. Para regresar, el tren parte de Rosario Norte el domingo a las 23:51 y llega a Retiro a las 07:33 del lunes, justito para pasar por casa, ducharse e ir al trabajo.

Ya en el tren, me puse a leer un artículo sobre una locomotora, llamada “La emperatriz”, que lleva el Nº 191 y que arrastró, entre tantos otros coches, varios que transportaron a presidentes argentinos. Esa locomotora, supo contar con el recordado maquinista Savio a su mando y, aun hoy, restauración mediante, sigue tirando vagones en las maltratadas vías argentinas.

En un momento el relato se remonta a 1926, fecha en la que tuvo lugar, por primera vez, el cruce del Océano Atlántico en hidroavión. En la cobertura de esa noticia competía el diario de los Mitre con otro de Rosario, llamado La Capital. A los de La Nación, entonces, les dio por tramar un plan para llegar con sus ejemplares a primera hora a la Chicago argentina, y fletaron un tren de madrugada.

Pero cuando un desperfecto técnico en la locomotora de esa formación diariera le impedía partir, y ya habían ocurrido dos postergaciones que parecían relegar al periódico de la Ciudad de Buenos Aire, apareció en Retiro La Emperatriz, al mando del maquinista Savio. Aunque tenían previsto otro viaje, se los envió a Rosario, como última esperanza para la proeza. Había que estar a las 7 de la mañana.

No pararon en las estaciones intermedias, limitándose a bajar la velocidad y arrojar los fajos de diarios desde los furgones. Así, pudieron llegar a tiempo, pese a haber partido a las 3:39 AM (tiempo total: 3 hs y 21 minutos, poquito más de la mitad de lo que insume el viaje hoy, 85 años después). Fue récord sudamericano de velocidad, hasta el día de hoy no fue batido.

Terminé el relato, se sentía al tren avanzar despacio, como un chico que está aprendiendo a caminar, inestable, apoyando inseguro. Me puse a llorar.

Cuenta la leyenda que en los sesenta, el mismo día que murió Savio, la caldera de la 191 colapsó y dejó de funcionar, hasta su reciente recuperación.

http://www.fcca.org.ar/laemperatriz.html

12 comentarios:

  1. Muy lindo recuerdo. Le envidio la paciencia de soportar las seis horas por 300 kmts.
    Pero por sobre todo la energía para llegar e irse de joda o a trabajar después de semejante travesía :B

    Un abrazo.

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  2. muy buen relato como siempre.
    N+1=M

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  3. muy buen relato, cuanto es realidad y cuánto fantasía? no sé ni me importa.
    una acotación al comentario Anónimo anterior:
    N+1=O y N-1=M, creo que queda mejor.
    Atte, Alejandro

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  4. No pretendo hacer de este ambito un lugar de debate, pero evidentemente nos rigen lógicas diferentes
    N+2=B

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  5. No hay que leer esos artículos mientras se viaja en los trenes de hoy jajaja. A mí me pasó algo ligeramente parecido cuando tomé el Marplatense, el año pasado... el contraste entre los dos servicios es notorio, y tristísimo pensar que por aquella diferencia de 30 pesos, los centenares de la clase única viajen en un calabozo para bancarle los servicios a los 150 pasajeros que viajan en los tres coches pullman budd... ¿cuàndo terminó la edad media? jajaja Bueno, siempre un gusto y especialmente hoy. Saludos!

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  6. Como siempre, muy buen relato. Lo difruté mucho.

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  7. Excelente elección la del tren.
    Me encantó, y quiero fotos del viaje, ¿habrá alguna?
    Yo hoy volveré en el triste y muy violento Sarmiento :(

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  8. Otra vez disfrutando estos relatos. Gracias por la observación sobre el título mal puesto! Saludos.

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  9. Amigo... este relato fue impresionante (y no sé por qué yo no lo había leído).
    Espero con ansias, su próximo relato, duro, doloroso. Uno que diga bien fuerte, y como usted suele hacerlo, una sonora puteada.
    Saludos!!

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  10. Que hermosa historia de trenes. A todo vapor!!

    Un beso

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  11. O Pin: Grcias. Ah, la paciencia no es del escritor, sino del protagonista.

    Anónimos en guerra: dense a conocer!

    Trenazul: y llegaste a MDP? ultimamente se andan quedando en el camino y el viaje sigue en micro!

    Caroli: gracias, me alegro que te haya gustado.

    Vir: fotos? yo no se, habría que preguntarle al muchachito que hizo el viaje. Justo hoy subí algo sobre el Sarmiento... que triste lo del otro día!

    Canela: que bueno verte por acá! a ver cuando publicamos unos cuentitos de trenes con tus ilustraciones! (yo busco financiamiento). Ah, y lo otro, al revés, perdón por entrometerme.

    Agustín: si te referís a lo que creo que te referís, hoy hubo entrada.

    Saltar del tren: gracias, un beso.

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