jueves, 9 de junio de 2011

oda al tercer riel

Tercero puede ser podio,
o tercero de tres
cola de perro.

La tercera es la vencida,
y la tercera edad
es víspera de muerte.

Tercera semana en cartel
-si es nacional-,
es película exitosa.

Y tener que verla
en tercera fila,
es que no queda otra.

Hay un tercero en discordia,
o ¿por qué no?
una tercera, en femenino...

…esa tercera persona,
¿es del singular
o del plural?

A veces hay
terceras chances,
(monumento a la perseverancia).

Conozco un tercer hijo
que, incluso,
cree que fue buscado.

Hay una tercera vía
que no es de trenes,
entre el capitalismo y “El capital”

Y estás vos,
tercer riel,
que sí sos de este blog.

Tercer riel:
tu ordinal es engañoso,
porque vales por primero.

Los dos que te precedieron
ya no saben estar solos,
y chupan tu energía irremediablemente.

miércoles, 1 de junio de 2011

¿con quién estabas?

Pierdo la cuenta de las veces que llevé el vaso a la boca. En el aturdimiento, el mundo parece más lejano, pero menos incomprensible.

No soporto volver a mi casa, no quiero verla a ella, y entonces camino hasta llegar a la vía, buscando algún riesgo. Pero solo encuentro un niño que insinúa estar dispuesto a todo y me pide plata.

Me estremece la situación: su oferta amplísima, la evidente necesidad de hacerse de algo de dinero, la evidente necesidad de tener mucho más que algo de dinero.

Gasté mucho en whisky, y solo veinte pesos en tranquilizar temporalmente mi conciencia; más tarde me reprocharía tal distribución de los recursos.

Al darle la plata le digo que no quiero nada. Luego, cuando él ya está bajando el terraplén, cambio de discurso: “contame un cuento”, le digo y cuando termino de decirlo, me siento absurdo.

Él, sin mostrar desconcierto, mira al cielo y me dice:

“La luna está llena,
está llena de comida”

No dice más, y se aleja.

Dudo, ¿escuché algo muy lindo, o estoy sobrevalorando por efecto del alcohol?


Yo también me alejo de ese sitio. Ahora siento al mundo de vuelta muy cerca, aplastándome. También lo siento más incomprensible que nunca.

Me resigno y vuelvo a casa. Ella me pregunta ¿a dónde fuiste, con quién estabas?

No le digo nada, igual no me creería.