El tren sacudía su pesada estructura y sus neuronas se sacudían al compás del entorno. El hierro de las vías rechinaba, su cerebro —aunque en silencio— también. Ya había anochecido; en su mente, en cambio, nunca aclaró.
Yo llevaba bufanda que tapaba buena parte de mi cara, quizá por eso no me habló. Él llevaba una armónica, pero no tocó. Sí habló, a otros pasajeros, y habló mucho. Con voz fuerte, con dicción difícil, con trato áspero, con incoherencia manifiesta, tratando de confirmar el rumbo del tren.
En un principio sus interlocutores y el resto queríamos negar. Indicar por tercera vez que era el ramal Mitre, aclarar que para Saavedra faltaban cuatro estaciones -conforme ya había sido suficientemente aclarado-, no quería ser visto como un indicador. Su voz tosca, excesivamente elevada, tampoco.
Pero negar fue en vano, como con la chica de Alfie, la verdad se volvió evidente. Todo lo lindo lo tenía de loco. Su cerebro no funcionaba del modo en el que lo hacía el de los demás pasajeros. Su mundo era otro, y no habia tren que lo trajera a éste.
Es extraño cómo operan algunos resortes de la pena. Tengo la certeza de que, por ser un tipo lindo, su realidad, a sus ocasionales compañeros de vagón, nos dolió más que la de otros locos, cuyo tránsito resulta indiferente.
Todos hubiésemos querido otro destino para nuestro loco: el de un galancito o futbolista (hoy son lo mismo), casado con una modelo y frencuentador de otras tantas; el de un doctor al que sus colegas envidian y sus clientes pagan honorarios abultados, que contienen un plus por su imagen; quien sabe, el de un vendedor de ropa de medio pelo en un shopping de barrio con pretensiones.
Es curioso que su locura nos doliera mas que la locura del loco medio, solo porque este era lindo. Por el desperdicio de la naturaleza, por el error de diseño.
Me bajé del tren, faltaban tres para llegar a Saavedra, él lo seguia preguntando. No volví a saber de él, hasta que me pareció identificarlo en
http://momentocucaracha.blogspot.com/2009/06/trenes-retiro.html, será?
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ResponderEliminarno hay duda de que es el mismo.
ResponderEliminarla coincidencia es que alguien más haya escrito sobre el mismo personaje o que vos hayas dado con ese texto?
Sí, una coincidencia doble, llegué al blog de PM a través de otro blog (nubedeagua.blogspot.com), y cuando leí esa entrada, tuve la certeza de que era el mismo personaje que hacía muy poco yo había visto en el vagón y sobre el que me había prometido escribir. Sin esa coincidencia, quizá, la escritura hubiera quedado en promesa.
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