Sólo dos líneas para aludir al tren que une Buenos Aires con Córdoba (sí, existe un servicio –por llamarlo de algún modo- entre estas ciudades). Ese tren, por la velocidad que puede desarrollar, se ganó el mote que titula la entrada. Pero un tren lento, de demoras habituales, circulando sobre vías en pésimo estado de conservación, es algo a lo que estamos resignados y, chatura mediante, no me movía a postear nada.
Ocurrió que ese tren, pese a circular a 20 km/h —las vías no daban ni para un poquito más—, descarriló.
No puedo evitar sentir mucha tristeza y, por lo tanto, apartarme de la pretensión que guía este blog, esto es, la de contar algunas historias que, por algún vericueto, se toquen con los trenes, sin incluir meras noticias sobre éstos.
Dicho lo cual, sólo me queda decirles que una crónica sobre el evento, ocurrido en las cercanías del pueblo llamado “James Crack”, puede ser vista en http://www.cronicaferroviaria.com/website/ Leerán, los que se interesen en el caso, las curiosas piruetas que dio, consecuencia del incidente, la máquina expendedora de café.
Nota al pie: James Crack resulta, indudablemente, un buen nombre para pueblo. Nada de Intendente González, o Comodoro Brizuela. James Crack, seguramente pronunciado en fonética, al estilo de “uilde”, pero con la típica doble vocal de la cordobesada bochinchera y ladina.
Nota al pie de al nota al pie: Quizá, si alguna vez me refiero a esos bichos feos que son los colectivos, les cuente los avatares de un amigo que, rubiecito y con su mejor inglés de instituto privado, subió al 17 y pidió un boleto hasta Wilde.
Ocurrió que ese tren, pese a circular a 20 km/h —las vías no daban ni para un poquito más—, descarriló.
No puedo evitar sentir mucha tristeza y, por lo tanto, apartarme de la pretensión que guía este blog, esto es, la de contar algunas historias que, por algún vericueto, se toquen con los trenes, sin incluir meras noticias sobre éstos.
Dicho lo cual, sólo me queda decirles que una crónica sobre el evento, ocurrido en las cercanías del pueblo llamado “James Crack”, puede ser vista en http://www.cronicaferroviaria.com/website/ Leerán, los que se interesen en el caso, las curiosas piruetas que dio, consecuencia del incidente, la máquina expendedora de café.
Nota al pie: James Crack resulta, indudablemente, un buen nombre para pueblo. Nada de Intendente González, o Comodoro Brizuela. James Crack, seguramente pronunciado en fonética, al estilo de “uilde”, pero con la típica doble vocal de la cordobesada bochinchera y ladina.
Nota al pie de al nota al pie: Quizá, si alguna vez me refiero a esos bichos feos que son los colectivos, les cuente los avatares de un amigo que, rubiecito y con su mejor inglés de instituto privado, subió al 17 y pidió un boleto hasta Wilde.
Me imagino al amigo rubio: "hasta waild, por favor". No logró imaginarme la cara del bondiman.
ResponderEliminarEs que es inimaginable.
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